Lo hablado y lo escrito (1998) Blanche-Benveniste.

martes, marzo 29, 2011

Blanche-Benveniste, C. (1998). Lo hablado y lo escrito. En Estudios lingüísticos sobre la relación entre oralidad y escritura (pp. 29-64). Barcelona: Gedisa.
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Recorrido textual
La oposición entre lengua escrita y lengua hablada ha conseguido dejar a esta última relegada a una posición desfavorable para su estudio. Es más, no ha conseguido separarse de lo escrito el propio campo de lo que implica la oralidad, es decir, no existe un conocimiento para estudiar la lengua hablada, ya que esta se mezcla y confunde muy fácilmente con la lengua escrita. En este texto, Blanche-Benveniste realiza un recorrido por las diferentes características que diferencian y caracterizan tanto a la escritura como a la oralidad.

Texto
Blanche-Benveniste recoge uno de los puntos que Olson (1998) trata en su texto “Desmitologización de la cultural escrita”: la superioridad de la escritura respecto del habla, y esto debido a una pérdida de del objeto propio de estudio en la oralidad. De hecho, “la posición entre lo hablado y lo escrito va más allá. Numerosos trabajos recientes han mostrado sus implicaciones conceptuales cognitivas: la organización diferente de la información oral y en lo escrito” (p.29)

La autora enumera algunos grandes debates en torno al tema: el cómo percibir lo oral a través de las representaciones de lo escrito; cuáles son las ambigüedades típicas de lo oral y lo escrito; cómo difieren las planificaciones del discurso, en lo oral y en lo escrito; por último, qué problemas suscita la transcripción de lo oral por lo escrito. (p.30)

1) Operaciones cognitivas diferentes.

¿Es posible, sin escritura, tener una representación de la lengua?
¿Es posible, sin escritura, tener la noción de palabra?

“La escritura está hecha para anotar lo que se dice, más que lo que se quiere decir” (p.33). David Olson (1994) distingue entre lo que un texto quiere decir y lo que dice literalmente (to mean/to say).

“Una señora está sentada sobre el banco”
“Una mujer está sentada sobre el banco”

La atención literal al texto nos llevaría a decir que no se trata de equivalentes: señora no es lo mismo que mujer, por lo que en ambas frases lo que se dice es distinto.

No obstante, a nivel de “querer decir” ambas frases podrían ser juzgadas como equivalentes: consigo expresar lo que quise decir.

“Así, el modelo que ofrece la escritura sirve para pensar la lengua, y seguimos la escritura para hacer la introspección de nuestro lenguaje. Por esta vía se explica que la escritura fije la forma fónica de las palabras, y que disminuya el ritmo de las evoluciones fónicas” (p.33). De tal modo, la escritura posee un papel fundador para la representación de la lengua, no obstante, no vendría a ser una mera transcripción, ya que en muchas ocasiones puedo “querer decir” algo de diferentes modos y que aún a pesar de ello se entienda, pero que dentro de la escritura sea completamente distinto a la hora de analizarse literalmente.

Y de fundamental importancia:
“Cuando escuchamos la lengua hablada para estudiarla, nos esforzamos en cambio por captar todo lo que es efectivamente dicho (incluidos las repeticiones y los titubeos). Es allí donde se percibe la diferencia entre el decir y el querer decir: constantemente somos llevados a notar más bien lo que el hablante quiere decir y a traicionar el papel técnico del transcriptor, quien(…) debe atenerse siempre literalmente a lo que es dicho” (p.40)

2) Lo escrito presente en lo oral

“Como señala D. Olson, no tenemos conciencia de todo lo que la escritura es incapaz de representar” (p.35). Puede que las marcas de puntuación y tipografía en la lengua hablada sean un intento por asemejarse a los fenómenos orales, no obstante, existen muchas ocurrencia de la oralidad que no pueden darse en lo escrito (¿Relegamos la oralidad a un segundo plano –dejando en un primero a la lengua escrita-, pero aún así buscamos asemejar la escritura a la oralidad de la manera más fiel posible?)

Esta imposibilidad de división entre lo escrito y lo oral se da además en la idea de que “hablamos con frases, palabras bien distintas, mayúsculas y signos de puntuación, nociones fundamentalmente gráficas” (p.36)

- Pero es ahí concuerdo –entre comillas, grandes comillas- con las tesis de un Le Pen, entre grandes comillas (Minass 12, 16 citado por Blanche-Benveniste, 1998, p.35)

3) Las discriminaciones, oralmente y por escrito

“El dominio de la ortografía es presentado(…)actualmente como un bien superior a las actuaciones propiamente orales. Para la escuela, una buena ortografía vale más que una buena dicción. Las distinciones que se basan en un procedimiento gráfico son más conocidas y valen más que las que utilizan lo oral” (p.37)

Vivimos en un sistema donde ciertas cosas son más fáciles de distinguir oralmente, y otras que son más fáciles de discriminar por escrito, por ejemplo:

- Los números son más fáciles de captar por escrito (en cifras) que en el habla oral
- La ortografía ayudaría a evitar la ambigüedad en homónimos distintos (por ejemplo casa y caza)

Esto hace pensar con mucha frecuencia “que lo oral es inferior a lo escrito. Lo oral confunde, allí donde lo escrito distingue” (p.38)

4) Modos de producción

Escrito > análisis sintagmático. Un solo sentido de principio a final.
“Se presentan como productos acabados” (p.42)

Oral > análisis paradigmático, eje mnemónico de las series potenciales.
“La lengua hablada deja ver las etapas de su confección” (p.43)
Producto en proceso

5) Dificultades de la transcripción de lo oral

“Sin el auxilio de la representación visual, no se puede recorrer lo oral en todos los sentidos y comparar fragmentos” (p.50). Esto motiva a afirmar que la escritura no es un simple instrumento de trasposición de lo oral, existen dificultades en:

- Fónico
- Contextos, turnos y actos de habla
- Pausa/interrupciones
- Signos de puntuación y fenómenos elocutivos
- Formas de palabras que se apartan de la norma
- Neutralizaciones

Valoración
El texto funciona como una profundización del anterior (Olson, 1998) en cuanto a la posibilidad de ver punto por punto las similitudes, diferencias y confusiones que se dan entre lo escrito y lo oral. El trabajo de Blanche-Benveniste de examinar la oralidad en sus propias características, encontrar los problemas que subyacen en su distinción con lo escrito, y su propuesta de reelaborar categorías de análisis que tomen en cuenta el carácter propio de la lengua hablada, es muy provechoso.

Los ejemplos en francés en algunos casos se alejan de la realidad de nuestra propia lengua –el español-, como en el ejemplo de la confusión existente en la pronunciación de los números, pero son los menos. Rescato que muchas de las ejemplificaciones son fácilmente comprensibles y didácticas, extrapolables al español.


1 comentarios:

Natalia dijo...

Muy buena ficha, nuevamente me hace falta ver, eso sí un poco más de tu mano en el resumen (que es de todos modos muy bueno!). Por ejemplo, proporcionar tú misma los ejemplos en castellano que están en francés.