Alfabetización académica: un cambio necesario, algunas alternativas posibles (2003) Carlino, P.

viernes, mayo 06, 2011

Carlino, P. (2003). Alfabetización académica: un cambio necesario, algunas alternativas posibles. Educere Investigación (20), pp. 409-420.

Foco de lectura
¿Qué significa realmente “aprender a escribir”? ¿De qué manera se da este aprendizaje en la educación? ¿Se toman medidas al respecto? El siguiente texto abarca la necesidad de la alfabetización académica: el potencial epistémico de la escritura, y los cambios necesarios que deberían realizarse para transmitir la cultura escrita dentro de la educación.


Texto
La alfabetización académica, que tiene que ver con “nociones y estrategias necesarias para participar en la cultura discursiva de las disciplinas así como en las actividades de producción y análisis de textos requeridas para aprender en la universidad” (410), es el proceso por el cual el sujeto logra insertarse en una comunidad científica y/o profesional. No obstante, a pesar de la importancia de este asunto, se ha considerado que el proceso es idéntico en todos los ámbitos, resumiéndose a una habilidad básica adquirida, postura contra la que Carlino se opone: la idea de que aprender a producir e interpretar lenguaje escrito es un asunto concluido al ingresar en la educación superior es una falacia (410).

“La escritura alberga un potencial epistémico, es decir, no resulta solo un medio de registro o comunicación sino que puede devenir un instrumento para desarrollar, revisar y transformar el propio saber” (411). Carlino advierte que esta característica epistémica de la escritura puede explotarse dentro de cada disciplina de estudio, debido a que cada exigencia discursiva cambia de acuerdo a esta, vale decir, cada literacidad tiene sus propios géneros, y estos a su vez se desarrollan de diferente forma los unos de los otros.
Los estudiantes deben pensar los contenidos acerca de los que están escribiendo: explorar ideas, tener conciencia retórica; lo que me recuerda, nuevamente, a la mención que Olson realiza acerca de que la cultura escrita pueda contribuir al desarrollo de modos distintivos de pensamiento, lo que Carlino me queda más claro: desarrollar la capacidad de transformar el conocimiento por medio de la escritura, y aprender de ello.
La autora examina ejemplos en universidades canadienses y anglosajonas en donde el tema se ha abordado con conciencia. Esta experiencia debe desarrollarse de la siguiente manera:

Actividades de composición

a) escribir para aprender los contenidos de la materia y
b) escribir para apropiarse de las convenciones discursivas de la misma.
(Barton & Hamilton:
existen diferentes tipos de literacidades, debido a que cada contexto demanda diferentes tipos de prácticas letradas/eventos letrados)

Además, debe tenerse presente la ubicuidad de esta escritura “un programa de escritura debe trabajar para, con y en beneficio de las disciplinas, el sitio en el que el lenguaje habita; no puede estar aislado administrativamente” (Gottschalk, 1997 citado por Carlino, 2003).
Nuevamente me parece que las Literacy practices complementan la elección de esta metodología de enseñanza:
-
Las prácticas letradas son prácticas sociales, de allí la necesidad de tener presente la ubicuidad de la escritura.
- Existen solo en eventos mediados por textos escritos (cada disciplina fomenta la realización de eventos que deben ser mediados por textos escritos contextualizados). De allí que existan distintos tipos de literacidades, dependiendo de los diferentes dominios de la vida de la comunidad discursiva que las lleve a cabo.


Centros de escritura
Apoyo de tutores y docentes que apoyan y guían el proceso de escritura en los alumnos

Compañeros de escritura de las materias
Tutores que apoyan y guían el proceso, pero dentro de una materia específica

Materias de escritura intensiva
Adaptación del proceso de escritura a la respectiva disciplina del alumno

Valoración
Me parece que este texto sigue la línea a una interrogante que Olson había dejado expuesta pero no resuelta:
que la cultura escrita contribuya de manera especial al desarrollo de modos distintivos de pensamiento: la escritura epistémica (contra el mito al desarrollo de una cognición superior).

Además, la idea de implementar estas alternativas en la educación superior me parece argumento para proponer que también deberían buscarse alternativas en el ámbito escolar, e inclusive, pre-escolar. Creo que la manera en que la lecto-escritura se enseña desde un principio tiene mucho que ver con la manera en que luego nos enfrentamos al ingreso de nuevas culturas escritas (Estos puntos he de discutirlos en el texto de Tolchinsky & Simó)
 

La alfabetización y el mito de la alfabetización: De Platón a Freire (1996) J. P. Gee.

jueves, mayo 05, 2011

Gee, J. P. (1996). Literacy: from Plato to Freire. En Social linguistics and literacies. Ideology in discourses (pp. 27-48). Londres: The Falmer Press.

Foco de lectura

La conservación de mitos en torno a la cultura escrita han llevado a proclamar una “crisis de la alfabetización”, con raíces históricas que enmarcan problemas sociales. En base a ello el texto despliega las falencias de la escolarización y la manera en que estas instituciones de enseñanza hacen rico al rico y más pobre al pobre.

Texto
Esta “crisis de alfabetización” es en realidad una “crisis de la escolaridad”: el problema no radica en la decodificación de textos, sino en el para qué; la manera de realizar cosas con las lecturas, trabajarlas en un proceso de comprensión (Conecto esto  la desalfabetización de la escuela, la banalidad de la escritura y su indiscriminado uso sin una función clara; Tolchinsky & Simó). Gee plantea que el problema del éxito de algunos niños y el fracaso de otros radica en la desigualdad que la propia escuela enfatiza al “premiar” ciertas destrezas culturalmente específicas “que se inician en el hogar, en concreto que se encuentran con mayor frecuencias en los hogares de la mayoría” (p.39). Estas destrezas socialmente condecoradas son, por supuesto, aquellas que la sociedad de élite posee: aquellas obtenidas mediante prácticas sociales comunes a los estratos más educados.

Históricamente, las escuelas han fracasado con las poblaciones que no pertenecen a las élites y, en consecuencia, han replicado la jerarquía social. Esto ha hecho que gran número de personas de los grupos socioeconómicos inferiores y de los minoritarios realicen los trabajos de menor categoría y menos satisfactorios de la sociedad, al tiempo que ocupan una posición desde la que no pueden plantear a las élites unas exigencias políticas o económicas serias (p.40)

Y el círculo vicioso se estructura así: una persona que no sea capaz de insertarse en la cultura escrita continuará siendo ajeno a ella. El conocimiento le estará vedado por la misma escuela, agente que debería ser capaz de insertarlo y no excluirle de ella, y –en torno a la relación que Gee establece con la crítica de Platón- el orden perpetuado continuará siendo la de un conocimiento restringido a determinados grupos sociales que han de determinar qué leer y cómo leer (p.46).

El primer planteamiento de Platón –que se contrapone al segundo que he explicitado anteriormente-, tiene que ver ciertos aspectos liberadores de la escritura, en cuanto a un conocimiento que dialoga y cuestiona a otros. Esta alfabetización emancipadora inserta los planteamientos de Paulo Freire: “la alfabetización solo potencia a personas cuando las transforma en cuestionadoras activas de la realidad social que las rodea” (p.52), es decir, un saber pensar por medio de la lecto-escritura (que claramente se lograría en base a buenos métodos de alfabetización escolar, lo que nos devuelve al inicio del ciclo).

“La alfabetización ha de tener alguna relación con el hecho de ser capaz de leer algo[…], un texto de algún tipo. Para leer con sentido diferentes tipos de textos hacen falta distintos tipos de conocimientos previos y se necesitan destrezas diferentes” (p.55).
Finalmente, lo político hace su aparición: ¿cómo se adquiere esta capacidad de leer ciertos tipos de textos de determinadas maneras? Gee responde que la única manera consiste en “sumergirse como miembro de una práctica social” (p.56), y estas prácticas sociales (las prácticas letradas que existen solo en eventos mediados por textos escritos) marcan determinados ambientes sociales en los que cada persona se desenvuelve: la marca política se ostenta en estratos sociales y en textos que, en realidad, no liberan, sino que hacen pensar al sujeto dentro de un grupo. “La alfabetización es intrínsecamente política, en el sentido que implica relaciones de poder entre las personas” (p.37)

Valoración
¿Es posible cambiar (aunque fuese mínimamente) el orden social que las mismas escuelas afianzan en mantener tal si fuere un orden jerárquico medieval? Y en caso de que sí se pudiese lograr un cambio, ¿no llevaría esto a dar vueltas en el mismo ciclo al ascender rumbo a las clases privilegiadas, dejando atrás a otro cúmulo de personas que no podrán hacerlo? Es un imposible pensar que todos aquellos que han sido excluidos puedan ser insertados, ¿cuál sería, entonces, una buena forma de proceder ante este dilema?

La escuela en los procesos de alfabetización (2001) Tolchinsky, L. & Simó, R.

Tolchinsky, L. & Simó, R. (2001). La escuela en los procesos de alfabetización. En Escribir y leer a través del currículum (pp. 159-165). Barcelona: Universidad de Barcelona.

Foco de lectura
¿Es consciente la escuela de su papel crucial en la alfabetización? ¿De qué manera enseña, y con qué motivo enseña? Este texto inserta la discusión de la escuela como un agente desalfabetizador, y la incidencia que esto tendría en la alfabetización académica en la enseñanza superior. 

Texto
La escuela tiene un papel fundamental en la alfabetización definida como la participación activa en la cultura escrita ¿pero es realmente consciente de lo primordial que resulta esta enseñanza? Las autoras inician este debate por medio de la siguiente premisa: “el papel alfabetizador de la escuela puede peligrar si la escuela no toma algunos recaudos en relación con otros agentes alfabetizadores y en relación con su propia postura frente a la alfabetización” (p.159)

El primer punto que Tolchinsky y Simó abordan respecto a esta desalfabetización llevada acabo por la escuela tiene que ver con su no integración a la “revolución cultural” que implica la escritura: las tecnologías de la comunicación y de la información; el desarrollo de nuevos espacios de escritura.

El segundo punto (y el que quiero desarrollar con más atención) tiene que ver con la “insistencia escolar en transformar en escrito todo lo que el alumno lee, todo lo que ve, y todas las posibles experiencias de los muchachos” (p.164). Esta sobreexplotación de la escritura tiene mucho que ver con los objetivos sintomáticamente ausentes de los programas de alfabetización que trata Emilia Ferreiro en La alfabetización de los niños en la última década del siglo: se aleja al alumno del conocimiento y práctica de las funciones de la lengua escrita en la sociedad, punto que confluye con Barton & Hamilton de acuerdo a las prácticas letradas insertas en prácticas sociales. La escuela pareciera no tener en claro que más allá de enseñar la escritura como una mera transcripción debería de enseñarla dentro de un contexto social de uso. Es más, esta falencia provoca una desigualdad social entre aquellos alumnos que logran comprender esta funcionalidad de la lengua escrita por medio de un ambiente familiar alfabetizado, y otro grupo de alumnos que alejados de ese contexto crecen en hogares con bajos o nulos niveles de alfabetización: otro punto que la escuela pasa por inadvertido ante este uso indiscriminado y descontextualizado de la escritura.

Las autoras, ante ello, sugieren “un uso selectivo y motivado[…], escribir cuando tenga sentido hacerlo, cuando poner por escrito marque alguna diferencia sustancial. [Promover] la escritura como instrumento de comunicación, como herramienta de aprendizaje y como objeto de conocimiento” (p.164)

Valoración
Este texto es la “puntita del iceberg” que conlleva a analizar el por qué de las dificultades en su lecto-escritura que los alumnos al ingresar en la educación superior presentan. La escuela cumple un rol fundamental que, lamentablemente, no ha sido abordado con la consciencia suficiente. No se trata solo de una enseñanza banalizada en patrones de repetición, si no además de una enseñanza que termina por marcar fuertemente las desigualdades sociales. 
Esta escritura “por que si”, que no asigna un motivo, conlleva a la posterior dificultad que los alumnos tienen para re-comprender que la escritura posee un rol epistemológico, que es capaz transformar y crear conocimiento.


[Referencia (2) Ferreiro, Emilia (1993) La alfabetización de los niños en la última década del siglo. Ecuador: Libresa]